miércoles, 26 de octubre de 2011

Comentario al artículo 'Un testigo llamado Rocío' de Ricard Vinyes

En estos días resulta aún más esperpéntico el doble rasero de la derecha y alguna falsa izquierda: mientras que respecto al ominoso terror de Estado del régimen de Franco, con sus 150.000 desaparecidos, y sus decenas de miles de asesinos impunes se reclama el olvido como fuente de reconciliación, con respecto al clandestino terror de ETA (que también repudio, obviamente) con sus 800 y pico de víctimas, se descarta el olvido, se reclama la memoria de las víctimas, se exige la petición de perdón por parte de sus asesinos y el cumplimiento íntegro de las penas, como quizá tiene que ser y como tendría que haber sido también para aquellos asesinos, algunos aún vivos, con la agravante de que actuaron con la prepotencia del respaldo del poder y desde la arrogancia cobarde de la superioridad y la impunidad frente al vencido inerme. ¿Hasta cuando la doble moral de los Mayor Oreja, admiradores incondicionales de aquella dictatorial placidez?