Comentario mío a columna de Isaac Rosa
#42 Lo peor de todo, lo peor de todo es que a
los españoles nos falla -de siempre, y no sin razón - la ilusión del Proyecto
España. No solo a los catalanes. España como cantera barata de mano de obra
para Alemania y otros destinos en lo universal, España como frustración
colectiva en que los que más presumen de banderita más se llevan el dinero a
Suiza y otros paraísos, España, que forma mejor o peor a su juventud para luego
arrojarla a un paro o a un trabajo precario sin esperanza, la España de
políticos profesionales "para forrarse", la España de la Gran Corrupción,
devota del futbol y del Toro de la Vega. Esa España carga sobre las espaldas de
los españoles como una funesta cruz, como un enorme costal de pesimismo.
Algunos ven como solución separarse, pero se llevan con ellos una corrupción
enorme, mediterránea, mafiosa ... Es una forma de trasladar el problema, pero
no de solventarlo. Se querrán separar los catalanes, los vascos, los gallegos y
hasta los asturianos, y harán piña con sus burguesías apandadoras - que
espectáculo el de una Esquerra Republicana abrazada a Convergencia, de la
lágrima entusiasta de Oriol Junqueras derramada sobre el hombro cínico de Mas;
qué entusiasmo el de la CUP pensando hacer su revolución catalana con esas
mimbres - ¡Ay de mi izquierda nacionalista, alicorta y alienada: gallinácea! "
Quo vadis?”
Queridos míos: las revoluciones requieren
grandes ámbitos para las alas remeras de sus aves caudales, de sus grandes
héroes, requieren grandes masas, países punteros, creativos. Los primeros
bolcheviques hacían traducir sus textos al alemán porque sabían que solo en un
ámbito así la revolución terminaría siendo universal; no se hizo y la
revolución empezó a desviarse y acabó como acabó. No, los que aún soñamos con
un futuro para la Humanidad no soñamos con aumentar las fronteras sino con
derribarlas, las fronteras y los muros. Soñamos con la unión de las clases
trabajadoras para su emancipación definitiva y universal contra sus
explotadores. Oriol Junqueras, Antonio Baños ¿adonde váis?