domingo, 13 de diciembre de 2015

Tras de la Cumbre Mundial contra el Calentamiento Global y el Cambio Climático

No tengo ninguna esperanza de que se pongan en marcha medidas vinculantes suficientes para salvar el planeta: mientras la política mundial esté dirigida por la óptica parcial y cortoplacista de los gobiernos, y éstos, a su vez, por los intereses plutocráticos de acumulación a cualquier precio, no habrá más que cosmética. 

Se necesitan medidas enérgicas y proactivas a favor de cosas como energías renovables o preservación de los pocos espacios vírgenes que quedan y de la atmósfera y los océanos y fuentes de agua limpia. Y eso llevaría no ya a una moratoria sino a una inversión del sentido de la ruta que nos ha traído hasta aquí, incluido el control estricto de la demografía. Y no veo ni atisbos de esto por ninguna parte ni para ahora - única manera de invertir el proceso, quizá dentro de diez años sea demasiado tarde para cualquier medida - ni para más tarde. 

Me temo que la suerte del Planeta está echada y que su ecosistema global perecerá fatalmente por causa de la peor plaga que le podía afectar: LA ESPECIE HUMANA, especie que, una vez vencidos todos sus enemigos con excepción de sí misma, camina con paso firme hacia su extinción inevitable. El Planeta sobrevivirá sin duda, pero no así su biosfera, al menos tal como la conocemos: la Selección Natural tomó un camino equivocado cuando empezó a aumentar el tamaño del cerebro de algunos grandes simios; era un enorme peligro a largo plazo que ese mecanismo -también cortoplacista y mecánico- no supo conjurar. RIP.