A Esperanza Aguirre no le gusta que se publique su
declaración de la renta, pero la de otros...
Comentario a artículo en eldiario.es
#46 Ya se tarda en cambiar tan indecente legislación. Pues que
la Declaración de la Renta no es otra cosa que la rendición de cuentas de un
ciudadano ante el conjunto de la Ciudadanía, la Declaración de la Renta de
cualquier ciudadano debe ser pública y consultable por cualquier otro ciudadano
que desee conocerla. Ya el mero hecho de querer ocultarla solo puede
interpretarse en el sentido de que el tal individuo no tiene sus cuentas claras
ante todos los demás. Ese ocultismo solo protege a los defraudadores y a los
insolidarios. Pero, además, si la persona de quien se trata es un político, o
sea, una persona pública, la obligación se convierte en deber inexcusable: toda
persona que aspire a un cargo público está obligada a la máxima transparencia,
y en el mismo momento en que se presentare al cargo debería presentar por
delante sus cuentas con lo público, para, entre otras cosas, poder compararlas
con las que aporte en el momento de dejar el cargo, y poder vigilarse de esta
manera si se ha enriquecido indebidamente en el ejercicio de su cargo. Esta
presentación de cuentas antes y después del acceso un cargo público debería ser
una obligación tan automática como la de aquellos marinos que hacían testamento
antes de una travesía arriesgada. Hay mucho que cambiar en esta que llaman
"democracia" para que realmente llegue a ser DEMOCRACIA.
#47 Miren ustedes, especialmente los preocupados con la
confidencialidad de la Declaración de la Renta: a los ciudadanos
"piernas", como yo mismo, jamás nos ha preocupado esa
confidencialidad; lo nuestro son "habas contadas", en la mayoría se
reduce a la nómina , mayor o menor (y que no nos falte), y pare usted de
contar, de manera que a nosotros "los piernas" nos basta ( en el
mejor de los casos) con confirmar el borrador de Hacienda, y en el peor, hasta
estamos exentos de declarar. Así que mírennos, tan felices, como el hombre que
no tenía camisa, sin padre ni madre ni confidencialidad que nos ladre, nos
cante la Traviata o nos deje con el culo fiscal al aire. Nosotros, los "piernas"
no necesitamos asesores fiscales ni paraísos (hasta que nos muramos de asco,
claro). QUÉ AFORTUNADOS SOMOS. Y lo debemos ser, en efecto, porque pagamos, con
IVA o sin IVA, más impuestos que nadie - un treinta y tantos por ciento, oiga
-. Los otros ciudadanos, los que no han caído en la bajeza de ser
"piernas", no pagan a Hacienda el 35% de sus ingresos, pagan una
proporción ridículamente inferior a la de los "piernas": se cogen su
asesoría, su SICAV al 1%, su paraíso en la Bahamas, y hasta les sale a
devolver, oiga, y no 100 euros, como a mí este año, sino muchos más. Son estos
ciudadanos que no son "piernas" los que necesitan, además, la
CONFIDENCIALIDAD para que no se les caiga la cara de vergüenza, si es que la
tienen, y encima piden -¿qué digo piden? exigen- a Hacienda que castigue las
filtraciones de su confesada desvergüenza. No son "piernas", son
nobles, son personas de calidad que se disfrazan de majos y majas y fingen ser
"piernas" y cantan con voz desafinada tonadillas de zarzuela. SON
INEFABLES.