viernes, 22 de mayo de 2015

La "confidencialidad" de la declaración de la Renta

 A Esperanza Aguirre no le gusta que se publique su declaración de la renta, pero la de otros...

Comentario a artículo en eldiario.es

#46 Ya se tarda en cambiar tan indecente legislación. Pues que la Declaración de la Renta no es otra cosa que la rendición de cuentas de un ciudadano ante el conjunto de la Ciudadanía, la Declaración de la Renta de cualquier ciudadano debe ser pública y consultable por cualquier otro ciudadano que desee conocerla. Ya el mero hecho de querer ocultarla solo puede interpretarse en el sentido de que el tal individuo no tiene sus cuentas claras ante todos los demás. Ese ocultismo solo protege a los defraudadores y a los insolidarios. Pero, además, si la persona de quien se trata es un político, o sea, una persona pública, la obligación se convierte en deber inexcusable: toda persona que aspire a un cargo público está obligada a la máxima transparencia, y en el mismo momento en que se presentare al cargo debería presentar por delante sus cuentas con lo público, para, entre otras cosas, poder compararlas con las que aporte en el momento de dejar el cargo, y poder vigilarse de esta manera si se ha enriquecido indebidamente en el ejercicio de su cargo. Esta presentación de cuentas antes y después del acceso un cargo público debería ser una obligación tan automática como la de aquellos marinos que hacían testamento antes de una travesía arriesgada. Hay mucho que cambiar en esta que llaman "democracia" para que realmente llegue a ser DEMOCRACIA.


#47 Miren ustedes, especialmente los preocupados con la confidencialidad de la Declaración de la Renta: a los ciudadanos "piernas", como yo mismo, jamás nos ha preocupado esa confidencialidad; lo nuestro son "habas contadas", en la mayoría se reduce a la nómina , mayor o menor (y que no nos falte), y pare usted de contar, de manera que a nosotros "los piernas" nos basta ( en el mejor de los casos) con confirmar el borrador de Hacienda, y en el peor, hasta estamos exentos de declarar. Así que mírennos, tan felices, como el hombre que no tenía camisa, sin padre ni madre ni confidencialidad que nos ladre, nos cante la Traviata o nos deje con el culo fiscal al aire. Nosotros, los "piernas" no necesitamos asesores fiscales ni paraísos (hasta que nos muramos de asco, claro). QUÉ AFORTUNADOS SOMOS. Y lo debemos ser, en efecto, porque pagamos, con IVA o sin IVA, más impuestos que nadie - un treinta y tantos por ciento, oiga -. Los otros ciudadanos, los que no han caído en la bajeza de ser "piernas", no pagan a Hacienda el 35% de sus ingresos, pagan una proporción ridículamente inferior a la de los "piernas": se cogen su asesoría, su SICAV al 1%, su paraíso en la Bahamas, y hasta les sale a devolver, oiga, y no 100 euros, como a mí este año, sino muchos más. Son estos ciudadanos que no son "piernas" los que necesitan, además, la CONFIDENCIALIDAD para que no se les caiga la cara de vergüenza, si es que la tienen, y encima piden -¿qué digo piden? exigen- a Hacienda que castigue las filtraciones de su confesada desvergüenza. No son "piernas", son nobles, son personas de calidad que se disfrazan de majos y majas y fingen ser "piernas" y cantan con voz desafinada tonadillas de zarzuela. SON INEFABLES.