01/06/2015 - 18:11h
"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
vestiduras de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis."
Jesús de Nazareth, según el
evangelio de Mateo, capítulo 7, versículos 15 y 16.
Proféticas palabras de Jesús: parecen escritas a la medida de los
Romanones de Granada, arzobispo incluido. Solo que estos falsos profetas son
nada menos que sacerdotes "católicos" pederastas, seres de alma tan
negra como la pez, que aprovechan el ascendiente de su sacerdocio para
arrimarse a los jóvenes y abusar de ellos.
Y aquí se acaba la magia de la profecía: ¿podía imaginar Jesús que
un día alguien que se presentase como consagrado para hablar en su nombre
oficiaría como el peor de los falsos profetas de los que habría que guardarse?
¿o que todo un arzobispo protegiera de esta manera a los reos del peor crimen
condenado por él y abandonara a las jóvenes víctimas a ser insultadas y
atacadas en su honor por los "defensores legales" de los monstruos?
Pero, si era el Dios bondadoso, omnisciente y omnipotente de que se nos habla,
¿para cuando el rayo del cielo que habrá de fulminar a los inicuos?
1) ¿Quizá Jesús no era
Dios?
2) ¿Quizá Jesús no era
hombre de palabra? (“y el que escandalizare a uno de estos pequeñuelos que
creen, mejor sería que le echasen al cuello una muela asnal y le arrojasen al
mar” Jesús de Nazaret, según el evangelio de Marcos 9:42).
3) ¿Quizá Dios no es omnisciente? Y no se entera de lo que hacen
sus curas.
4) ¿Quizá Dios no es omnipotente? Y no puede lanzar rayos ni colgar
ruedas de molino.
5) ¿Quizá Dios no es bondadoso en grado sumo? Y contempla el Mal
como si viera llover.
6) ¿Quizá no haya Dios? Y entonces todo se resuelve en un Mundo
que ha generado hombres como hienas que en nombre de un supuesto Dios mancillan
a sus más tiernas criaturas.