viernes, 18 de noviembre de 2016

República, banderas y lo que ocurrió hace ochenta años

Réplica a comentario de luanpedi en eldiario.es

Comentario de luanpedi:
 | 18/11/2016 - 14:34h
 La izquierda tradicional siempre anteponiendo el orgullo de definirse. Y cuando se quiere dar cuenta ya está donde siempre: en la irrelevancia.
Yo soy republicano por lógica, no por lo que pasó hace ochenta años y me trae sin cuidado la banderita de marras. Ahora que vengan los de siempre a decir que falto a la memoria de las víctimas y tralará. El mejor homenaje a las víctimas sería llegar a gobernar.

Mi réplica:

Algunas reflexiones al hilo de su comentario:

1) Lo que pasó hace ochenta años fue una enorme tragedia que no merece ser despachada con un comentario despectivo; fue un sangriento golpe de Estado fallido seguido de una terrible guerra y todo ello motivado porque unas clases poderosas egoístas y miopes no querían ceder ni un ápice de su dominio sobre unas clases empobrecidas, esquilmadas y sumidas deliberadamente en el analfabetismo y la incultura; y para lograr devolver a los trabajadores a la sumisión habitual no dudaron en provocar la muerte de centenares de miles de personas. Un escritor francés, Albert Camus, dijo poco más o menos: "La guerra de España nos ha demostrado que se puede tener razón y perder, por ello esa guerra ha sido para mí como para la mayoría de mi generación una tragedia personal". Y si así la sintió uno de los mayores intelectuales de Europa a cualquier español no le debería ser indiferente.

2) La República es algo más que racionalidad. Es un principio inexcusable de dignidad personal: lo contrario, la monarquía, supone reducir algo de naturaleza pública, la Jefatura del Estado, al ámbito de lo privado, de lo personal. En la monarquía, la suma jerarquía del país es privatizada y considerada propiedad de una familia, de una estirpe, tan heredable como lo es una finca rústica o un bien mueble o inmueble. Nadie puede aceptar esto sin renunciar a su dignidad de hombre libre y sumirse en la categoría de siervo.

3) Los símbolos son otra cosa que los conceptos que simbolizan. Las banderas, las mismas palabras, son diferentes de los objetos que representan. De acuerdo. Pero los símbolos son útiles, son síntesis manejables de los conceptos que nos permiten entendernos sobre ellos. Así nace y se hace posible el discurso, la ciencia. Sería imposible una ciencia iconoclasta, una matemática sin letras que representasen variables, signos que simbolizasen operaciones e hiciesen visibles ecuaciones tras las cuales estuvieran los conceptos más abstractos.
Si utilizamos inteligentemente los símbolos, las banderas, los himnos, sin caer en el fetichismo estúpido, el discurso político es asequible, manejable, intercomunicable. No desprecie los símbolos ni las banderas, entre otras cosas porque detrás de ellas está el sufrimiento, el dolor y las lágrimas de mucha buena gente.


Sin acritud, reciba mi saludo.