Hablar o considerar acerca de la moralidad de los
Estados es sin duda una tarea que ha de conducir en derecho a la frustración y
la melancolía. Los Estados actúan al margen de cualquier norma moral en defensa
de sus intereses generales o particulares. Sin embargo esta inmoralidad de
Estado característica de los llamados "paraísos fiscales" por la cual
se acoge dinero procedente de todo tipo de actividades delictivas sin hacer
preguntas, se protege la "privacidad" de los canallas como si fuera
el buen nombre de una casta doncella, se avisa a los malhechores cada vez que
la Justicia de su país se interesa por ellos, se facilitan las maquinaciones de
auténticos mafiosos para eludir el pago de sus crímenes, se dilatan las
contestaciones a las legítimas encuestas de la Ley extranjera y se previene al
delincuente de las demandas contra él en clara complicidad con el delito son
más propias de un garito de Mr. Adelson o un saloon del Far West que de un
Estado responsable, por mucho que a ese Estado le rente el respaldo a los
criminales. Suiza, las Islas Vírgenes, etc. más que Estados me parecen a mí
Corporaciones Mafiosas, por más que Welles se refiriera a ellas de manera
candorosa en su parábola del Reloj de Cuco en "El Tercer Hombre".
¡Qué asco! Ven ustedes: ya me dejé llevar por la moralina y así me va, pero es
que no lo puedo evitar: Bárcenas y Suiza, el PP y Suiza, Urdangarín y Suiza ...
¿Qué sería de la Corrupción sin Suiza?Casi lo mismo que lo que sería Suiza sin la Corrupción. Se quedarían en nada.
Entre tú y yo
Hace 6 días
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