lunes, 6 de abril de 2009

A las declaraciones de Jaime Blanco sobre terrorismo

El secretario general del PSC-PSOE en Cantabria Jaime Blanco “culpa de la ineficacia policial al fin de la “guerra sucia”” y más en concreto pide al Estado que acabe con ETA “y que no nos explique como lo hace”. ¡¡¡Increible pero cierto al parecer!!!: en estos momentos críticos en que se necesita de las personas con ascendiente político posturas de firmeza, sí, pero también de responsabilidad y serenidad para evitar un deslizamiento perverso de la opinión pública, hay políticos que no cejan en su oficio de encender fuego junto a polvorines y de arrimar ascuas a la mas sucia de sus sardinas.

 

La verdad tal como la veo es que si las recientes declaraciones de Otegui considerando patriotas y compañeros a unos asesinos son, y no me cabe la menor duda moral, apología del terrorismo, las de Blanco son, dicho sea con igual convicción moral, apología del terrorismo de Estado. ¡Qué delgado es el tabique que separa del fascismo a algunos en los ambientes en que según la Historia nació!

 

Mire usted Sr. Blanco, sin acritud, si está convencido que el tipo de acciones que insinúa como más adecuadas contra el terrorismo deben aplicarse en primer lugar no generalice el deseo, muchos no las aprobamos, y en segundo le sugiero que tenga la valentía de acudir, como político que es, a los foros adecuados (las Cortes de la Nación, por ejemplo) para defenderlas allí abiertamente. Defienda la legalización de la pena de muerte, la tortura en las comisarías y lo que considere conveniente. ¿Qué esto tendría un alto coste político para usted? ¿Qué quizá no fuera tan rentable en votos como pudiera suponerse? No desconfíe, Mussolini alcanzó un alto respaldo popular de esta manera.

 

Pero alternativamente no pretenda que oscuros funcionarios y mercenarios siniestros  hagan el trabajo sucio en las comisarías mientras el político sigue siendo la doncella de los altos pensamientos. No pretenda que ellos acumulen por el político el encanallamiento moral y aquel los réditos en cargos, puestos, popularidad: poder en suma, si todo “va bien”, y si va mal, cárcel para el sicario e indulgencia para el político inductor.

 

Y queda otra interesante discusión al hilo de su oportunista irrupción: la “guerra sucia” que algunos hicieron ¿fue realmente eficaz para la lucha antiterrorista? El calvario de Segundo Marey ¿qué frutos tuvo? ¿En qué medida sirvió a la causa general el asesinato del insumiso Carlos García Goena? La tortura hasta la muerte de los etarras Lasa y Zabala ¿mejoró algo la situación o la encabronó más? Proporcionar “heroes y mártires” a una jauría tan desesperada como ETA ¿es realmente un avance? ¿No será más cierto que todo aquello aportó para hoy un importante “handicap” moral no solo para el PSOE sino para el país entero?

 

En todo caso si pide trabajo sucio al Estado no pluralice, algunos no estamos por la labor. Creemos lealmente en la Democracia y creemos que eso nos honra.

 

 

Madrid, 11 de Agosto de 2.000

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