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Con un mínimo
de ocho horas de estudio al día durante varios años, los aspirantes a juez y
fiscal están condenados a depender de sus padres. En esta carrera de fondo que
dura varios años, los que tienen un mayor soporte económico parten con ventaja.
eldiario.es
Lo de menos es ya, siendo
importante, que el acceso a la judicatura (o fiscalía o a letrados de
tribunales) sea justo y equitativo; lo peor es que si no lo es, por falta de
recursos económicos o de influencias, las plazas se proveerán y promocionarán
mayoritariamente dentro de una clase (acomodada, por supuesto), los jueces y
demás representarán mayoritariamente a una sola clase y como consecuencia la justicia
será mayoritariamente una justicia de clase (alta, por supuesto), sesgada,
parcial y desigual: una justicia para robagallinas, rateros y putillas y un
coladero para los grandes delincuentes poderosos, instalados o institucionales.
La democracia en la Justicia
empieza en sus procedimientos de acceso y continúa en sus procedimientos de
promoción. Por falta de ello España padece de una Justicia de clase alta, de
una justicia no democrática.
Madrid, 9 de noviembre de 2021
Francisco Redondo