Comentario a columna de Isaac Rosa en
eldiario.es el 05/10/12
Como diría Marx (don
Groucho) no sé como consentí alguna vez formar parte de un país que cometió el
desacierto de admitirme como socio o nacional. Un país inauténtico incapaz de
dar de una vez sepultura decente a los muertos de su última guerra, que se
enorgulleció de una transición que reafirmaba el atado y bien atado de su
última dictadura, que en mitad del boom de la burbuja del ladrillo rebosaba de
orgullo nacional a punto de rebasar a Italia sin ver la que se le venía encima,
que se olvida de su 25% de parados y su 52% de jóvenes que aún no han
conseguido un mínimo futuro y se aliena viendo sus glorias de fútbol en
Polonia, que dificulta el acceso a sus universidades y potencia la tauromaquia
o el Toro de la Vega, que se carga su sistema de salud o el carácter universal
de su enseñanza y suelta la pasta gansa a una Iglesia parásita, que sube el IVA
de casi todo, cultura incluida, y amnistía a los defraudadores fiscales, que
entre himnos a la patria española evade 30.000.000.000 euros por semestre a
paraísos fiscales, etc., etc., etc. Repito, aún no sé como esta patria me ha
admitido como socio ni sé como lo he consentido. Y no es que me duela mi
España, es que aborrezco a sus clases dominantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario