jueves, 5 de febrero de 2009

Comentario a Israel, la ley de Godwin y el talión

Comentario a Israel, la ley de Godwin y el talión, artículo de Ignacio Escolar en Público ayer 11/1/2009

Sr. Escolar:

El ejemplar de su periódico del día 11/01/2009 me dejó un tanto perplejo en lo referente al tratamiento de la masacre de Gaza, y al tema del judaísmo, el sionismo y otros conexos. Por una parte el periódico se inicia desde su portada con un magnífico reportaje acerca del posicionamiento de la comunidad internacional judía en los temas de la orientación de la estrategia política del Estado de Israel en general y de la agresión a Gaza en particular. Le aseguro que despertó mi interés en grado extremo por lo novedoso de la información que aportaba. Habían otros muchos artículos o reportajes sobre el mismo tema que fueron apreciados por mí y me incitaron a la reflexión, incluido el Ian Gibson. Y llegué al suyo “Israel, la ley de Godwin y el talión” y, en su primera parte,  me chocó: no concordaba, me “rechinaba” un montón. Usted allí se dedicaba a desmontar la comparación, hoy muy frecuente en foros, tertulias y manifestaciones, entre la acción de los sionistas (que no de los judíos en general como abusivamente presumía) y la de los nazis alemanes. Y lo hacía por una parte frivolizando con una supuesta ley de Godwin, poco conocida fuera de los círculos corporativos que usted frecuente, tildando sin pruebas de falaz a la comparación hasta llegar al eje central de su reflexión que sitúo en el siguiente párrafo:

“La democracia israelí, a pesar de cómo ha pisoteado Palestina durante décadas, no se puede equiparar al régimen nazi porque el mal absoluto no admite comparación.”

Son tan sólo 26 palabras, si no he contado mal, y, en tan poco espacio, encierra al menos dos falacias:

1)      Habla de democracia israelí: Sr. Escolar, en sentido ético profundo la democracia debe tener unas características de universalidad de las que el régimen israelí carece; debe extenderse a la totalidad de los seres humanos radicados en el área bajo su dominio, y, el Estado de Israel ha expulsado de su tierra, y de la tierra de sus padres y los padres de sus padres a cientos de miles de personas, y mantiene sin derechos civiles plenos en Gaza y Cisjordania a todos los demás. En la “democracia israelí” goza potencialmente de más derechos cualquier judío de cualquier parte del mundo (al que ese Estado invita reiteradamente a incorporarse al proyecto sionista) que el más alto de los aborígenes palestinos (al que ese régimen preferiría ver exiliado, o muerto). Su “democracia israelí”, Sr, Escolar, es una “democracia” excluyente, discriminatoria, falaz.

2)      Afirma usted que el régimen nazi no admite comparación porque representa o es el “mal absoluto”: Sr. Escolar, salvo que diga usted esto movido por alguna Fe, en cuyo caso es inútil cualquier discusión, su afirmación es un apriorismo sin fundamento: las acciones de los hombres son siempre relativas, siempre pueden ser relacionadas con otras y siempre pueden ser objeto de comparación, y siempre pueden ser superadas por las de otros hombres. ¿Pretende usted establecer otro Fin de la Historia como el Sr. Fukuyama, de manera que cualquier mal futuro (o presente o pasado) sea necesariamente incomparable con el mal nazi? ¡Ojalá! Pero ¿por qué? El ser humano tiene una historia repleta de monstruosas maldades de entre las cuales las limpiezas étnicas y los exterminios más o menos completos son muy abundantes, desde las de Atila y Gengis Khan a la de los Reyes Católicos (lea a Gibson, a su lado) con los moriscos y judíos, las de Perú o Mexico con el Imperio español, la conquista del Oeste americano donde “el mejor indio era el indio muerto” y tantas y tantas; y nada deja entrever, visto lo visto, que esto no pueda seguirse produciendo una y mil veces más en el futuro. ¿Qué espanta sobre todo del Mal nazi? ¿Su carácter sistemático, industrial? Eso es mera cuestión de tecnología: sin duda ahora los nazis podrían ejecutar sus repugnantes acciones con más eficacia, y una tiranía futura, más aún.

 

Pero entonces ¿qué semejanzas pueden encontrase entre las acciones de los regímenes políticos nazi y sionista? Pues muchos entendemos que varias e importantes. Veamos algunas más a más de las que usted recogía con cierta frivolidad, perdóneme (“si Hitler tomaba pan, es que el pan es malo”).

1)     Ambos regímenes masacran (o masacraron) poblaciones que teóricamente deberían haber estado bajo su protección puesto que estan (estaban) bajo su dominio. No importan tanto las cifras cuanto la calidad del horror, téngase en cuenta que el de los unos fue muy intenso pero menos duradero (12 años frente a 60, de momento).

2)     Ambos regímenes practican (o practicaron) la exclusión territorial y/o de derechos civiles de un importante sector de población bajo su dominio.

3)     Lo más importante: el móvil del crímen. Los unos basaron la discriminación-exterminio en el concepto de raza superior frente a razas inferiores; los otros actúan guiados por el concepto (racismo teológico) de Pueblo Elegido por el único Dios del Universo que les da potestad sobre los demás pueblos y les asigna una Tierra Prometida: “Dijo Yavé a Abraham: -Salte de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre, para la tierra que Yo te indicaré. Yo te haré un gran pueblo. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, que será una bendición. Y bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan.” Génesis 12, 1-3. Es decir, ambos sustentan sus pretensiones y justifican sus actos en postulados “a priori” de carácter absoluto, los nazis llegan hasta la Antropología, los sionistas se atreven con la Teología. No basta con tener un dios tribal que te proteja porque es más fuerte que el dios de los otros pueblos, es que su dios tribal es nada menos que el Dios Único del Universo, y a los demás pueblos solo les quedan dioses falsos y vivir en el error. Esto quizá hace 3000 años fuera de recibo; ahora es supremo fanatismo.

 

Madrid, lunes, 12 de enero de 2009

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