miércoles, 18 de febrero de 2009

Pederastas

A primeros de Agosto de 1997 el diario "El Mundo" de Madrid publicó en su columna La Tronera el siguiente artículo de Antonio Gala

LA TRONERA

ANTONIO GALA
Todo se globaliza: la prostitución infantil también. Demasiados vídeos, demasiado Internet, demasiado turismo sexual como para que no fuese así. Este fenómeno es el que matiza lo que sucede hoy frente a lo que siempre ha sucedido. Quizá los niños no saben lo que hacen, pero sí lo que quieren. Habría, como primera medida, que hacerles aprender una cosa y otra. Y en una sociedad en que el dinero se divinizó es muy difícil. Los niños siempre aspiran a lo que ven aspirar a los mayores, culpémonos nosotros, pues. Los padres sobre todo, si es que saben. En materia de sexo y de dinero, ¿quién está limpio aquí? Que esto no se reduzca al escándalo de los hipócritas.

A ello repliqué yo entonces mediante carta de lector, que nunca fue publicada en aquel medio:

Diario EL MUNDO: Sección de Cartas de los lectores:

De canallas y de monstruos. Réplica a Antonio Gala.

Dejémonos, Sr. Gala, de monsergas sobre globalizaciones, internet y videos, y de marear la perdiz del discurso de manera que al final parezca que los culpables son los niños con sus torvos deseos de infamantes caramelos y sus encanallados y codiciosos padres que se los ponen a huevo al bondadoso pederasta. Existe, Sr. Gala, la dominación del hombre por el hombre. Y cuando esas relaciones de dominación se llevan al terreno de lo sexual, lo sexual se pervierte; es decir, ese maravilloso vehículo de comunicación de sentimientos que debería estar en todo caso al servicio del Amor, y el Amor, girar sobre el eje maestro de la entrega al ser amado, que antepone el bien de éste al del propio amador, se convierte en todo lo contrario, se invierte y se encanalla.

Esa es para mí la esencia de la prostitución, que siempre, siempre tendrá, en mi opinión, por máximo responsable al cliente. Además, por otra parte, es obvio que toda dominación aprovecha alguna debilidad del dominado: postergación económica, discriminación racial, sexual, etc., pero cuando la debilidad explotada es la natural indefensión del niño ante la prepotencia del adulto la dominación, sobre todo si es sexual, se hace especialmente odiosa, y el que la practica es un canalla en sentido propio. Y ¡qué enorme catástrofe, Sr. Gala, que la información de algo tan bello como el sexo la reciba un niño de un canalla! Y, a mayores, si para mayor facilidad e impunidad, se busca metódicamente la debilidad añadida que comporta la marginación social de los niños que viven en la necesidad y en la pobreza, tan víctimas como sus míseras familias, quien lo hace es un monstruo, también dicho en sentido propio. Y, tiéntese la ropa quien lo disculpe, atenúe o minimice.

¡Desdichados tiempos en que se hace preciso remachar lo evidente!

Y si he entendido mal su “tronera” “Dinero y sexo” no haberla escrito tan oscura y viscosamente, aunque en todo caso le ruego me disculpe.

Madrid, tres de agosto de 1.997

Fdo.: Francisco Redondo Benito de Valle

Sigue dirección postal y teléfono.

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